31 may 2010

3ª Carrera Liberty Seguros

Por fin llego el 30 de mayo, fecha esperada, cumpliéndose así un año de mi primera carrera en 10 años de inactividad. A las 8:30 de la mañana ya nos encontrábamos paseando por Goya en dirección a la zona de los chips. Tuve la gran suerte de estar acompañado por casi toda mi familia: aquello es un aliciente y un apoyo moral que surte una influencia psicológica en mi, de manera casi sobrenatural.

Con el tiempo suficiente para calentar y estirar, me coloqué a 20 metros de la salida bastante mejor de lo que pensaba que saldría. Hacía ya un calor bastante notable, y preferí correr con la camiseta de tirantes a correr con la de la carrera. Mi capacidad de transpiración supera cotas altas y con esa manga corta hubiera terminado casi axfisiado. Nada más dar la salida, casi a las 9 h en punto, conecto mi Nike+ y veo que no sincroniza con el sensor cuando me percato al pasar al lado de mi familia de que no lo había metido en la zapatilla: novatada. Enfilado hacia Cibeles por la calle Alcalá, me dejo llevar a un ritmo bastante cómodo, casí por debajo de 4 minutos. Encarada la ya clásica Castellana, esta vez no se hizo tan dura como otras veces. El esperado avituallamiento esta vez resulto más complicado que otras veces, y es que, cuando llegas con "poco riego" en la cabeza, parece que todos los corredores cometémos el mismo error: ir a por la primera botellita que ves. Esto no hace más que causar el embotellamiento de todos, aunque apenas me paré para cojerla, todo sobre la marcha. Una cosa a mejorar sería evitar los vasitos de bebida isotónica, no por el contenido que es fabuloso, sino porque a la hora de beberlo se hace imposible a menos que te pares completamente.

Concha Espina también resulto menos empinada que otras veces. En ese momento de confianza, pierdo algo de concentración y mi respiración flaquea ligeramente. Lo justo como para pasar el Km 7 con los primeros síntomas de flato. Aunque la llegada es casi en cuesta, salvo los últimos metros, sé que lo más duro ha quedado atrás. Trato de pasar ese flato para poder encarar los últimos metros de la mejor manera posible y tratar de explosionar al final con un buen sprint que me permita ganar unos segundos y hacer chorrear toda la adrenalina que lleva acumulándose durante toda la carrera. Es practicamente un ritual para mí, así llegue cansado, parece que mi cuerpo necesita de ese empujón final: lo disfruto como un niño.
Superado casi el flato, ultimo la cuesta de Principe de Vergara, para empezar a subir Goya, (gracias por los ánimos Mario, eres muy grande) subiendo el ritmo un poquito. Y a falta de 300 metros, no logro aguantar más, los ánimos de la gente me superan y las ganas de ver a los míos hace que suba el ritmo aún más.

Cuando el cuerpo dice, "es momento de darlo todo"

Practicamente al verles comienzo a esprintar como un loco. Esto es casi lo que más me gusta de la carrera, me cuesta describir las sensaciones agradables que recorren el cuerpo. Segundos antes de pasar por el arco de meta se dibujan en mi cabeza las imágenes de la 2ª Carrera Liberty del año pasado, una vez más lo he vuelto hacer. La mejora de la marca ha sido más que considerable: de 48 minutos el año pasado a 41:42.



Ruta para correr 468592 - powered by Runmap

Valoración final en
El Calidómetro

1 comentario:

  1. Enhorabuena por el carrerón, pero me está dando más calor solo de leerlo.

    Y enhorabuena por el blog, me gusta mucho el diseño, muy original.

    Salu2 de un nuevo seguidor.

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