29 jun 2010

Motivos para correr (cuando el ánimo decae)

Existen días en los que se llega del trabajo cansado, después de una jornada dura, o por otro tipo de temas que lo que hacen es bajarnos las energías y la motivación para salir a "caldear la ciudad". No hay obligación de forzarse: a veces quedarse en casa descansando es el mejor entrenamiento. Por otro lado, esta actitud, como todo en exceso, puede perjudicarnos dependiendo de cuales sean nuestros objetivos. Si queremos bajar nuestra marca no podemos repetirla demasiadas veces. Es el momento de tener en cuenta algunas cosas que a priori pueden parecer una tontería y nos influyen más de lo que creemos:

1. Recuerda...
¿Porque corres? Recordar el porque empezamos a correr y repasar las sensaciones agradables y los momentos de máximo disfrute incrementarán nuestra moral en los peores momentos.

2. Disfruta...
Por muchas ganas que tengamos de mejorar una marca no podemos embutirnos en un entrenamiento agobiante y excesivamente duro. Hay días para todo. Igual que el día que tocan series puede costarte sonreír, debido a la concentración de los tiempos, a la dureza del entrenamiento y otras circunstancias, ha de haber días para disfrutar a tope: reúnete con gente, charla durante el rodaje, aprovecha los "piques sanos"...

3. Corre en grupo...
Correr solo tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Es importante ser  capaces de salir solos, y ser conscientes de esta capacidad. No obstante cuando corres en grupo no solo estableces un compromiso para salir a correr: en el momento del puro ejercicio, el compañero o el grupo, "te lleva" casi como por arte de magia y a menos que uno este lesionado es difícil parar. Se establece una energía que no para hasta que se termina la sesión.

4. Los pies en la tierra...
Y es que para correr nada como eso. Aparte, hemos de ser realistas con nuestros objetivos en función de como nos sintamos y veamos en los entrenamientos. No podemos pretender meternos una distancia que sabemos que no aguantaremos solo por mejorar, ya que podemos lesionarnos gratuitamente. La planificación anticipada nos ayudará con esto.

5. Variedad...
La temporada tiene muchos días. Si hacemos siempre lo mismo, la monotonía puede adueñarse de nosotros. El plan de entrenamiento va variando porque no solo de rodajes largos vive el corredor: según avancé la temporada habrá que combinarlo con cuestas, series, cambios de ritmo. Todo esto  nos aportará sensaciones diferentes cada día y hará el entrenamiento más ameno.

6. Desarrollo, nudo y desenlace...
Como un cuento. De igual manera, hay que ser riguroso en empezar suave, subir la intensidad y volver a la calma acompañando con estiramientos. No hacerlo conllevará lesiones. y estas bajan un poco la moral Si te lesionas, ten paciencia, mejor parar y curar bien que seguir corriendo , pensando que sino vamos a perder días sin entrenar: si corremos para disfrutar, ¿porque correr sufriendo una lesión?

7. Obsesión cero...
Esta claro, a priori, que no vamos al Mundial de atletismo. No vivimos de esto (si vives de esto no sigas leyendo, jejeje) así que si un día no apetece entrenar no pasa absolutamente nada.

8. Tú eres tú y tus circustancias...
Igual que decía Ortega y Gasset. Cada uno es diferente y lo que a uno le cuesta mucho a otro menos y viceversa. Cada uno evolucionamos de diferente manera. Los tiempos de calentamiento, las intensidades, las rutas... a veces, hay cosas que se vuelven muy personales. Lo importante es la constante evolución de uno mismo y sentirse bien.

9. Optimismo...
Ante todo. Esta demostrado que una música con un ritmo más acelerado que otra nos pone más acelerado que una lenta. De igual manera los pensamientos positivos ayudan. Puedo, puedo y puedo. Como "La Roja", ¡podemos!.

10. Compite...
Contra ti mismo. No hay rival más duro que uno mismo, tratando de superar nuestra mejor marca o subiendo una cuesta. Ponte de frente a un espejo y dí "este año voy a por ti". Las carreras populares animan mucho a uno, y tener gente animando o alguien especial al final de la meta son motivaciones que no tenemos a diario en los entrenos: competir nos regala otras sensaciones y nos invita a disfrutar del trabajo diario hecho en los entrenamientos. Por otro lado son el momento idóneo para superar el reto propuesto, ya que nos ayudan a planificar los entrenamientos con anterioridad.

25 jun 2010

Asics Speedstar 3

Llegado mi cumpleaños del año pasado y con dos pares de zapatillas para correr, me regalaron "otras" que añadían una ventaja sobre las otras para las carreras: eran de competir.

Ya sabéis que existen zapatillas para entrenar con más amortiguación y resistencia y para competir, con menos amortiguación y resistencia pero con una ligereza característica que las diferencia. Pues bien, las Asics Speedstar que me regalaron se pueden considerar mixtas. Esto es que tanto valen para competir, como para hacer unos entrenamientos rápidos como serie.

Estrellas de la velocidad


A pesar de ser más o menos modernas, ya que van por su versión número 4, es una zapatilla que pese a su ligereza de 270 gr, tiene una muy buena respuesta a la amortiguación. Particularmente llevo con ellas un año y únicamente las utilizo para competir: de esta manera les alargo la vida todo lo posible ya que su desgaste es mayor que el de las zapatillas de entreno.

La lazada deja de ser asimétrica (en la versión 4 ya es asimétrica, mejor que mejor), y el tejido que la compone es muy fino. Son tremendamente cómodas y ya una vez puestas puedes notar su ligereza. Recomendadas para corredores neutros con un peso rondando los 75 Kg. Tienen un precio asequible para sus prestaciones: 90 €.


Valoración final en
El Calidómetro

23 jun 2010

Asics Kinsei 2

Después de medio año con las Asics Nimbus, y bien contento con sus prestaciones en general, el verano pasado me decidí a comprar un segundo par y darle de esta manera a las primeras una durabilidad más larga que la que le esperaba si continuaban en solitario. Quería otras Asics. No se como anda ahora Reebok en gama de zapatillas, pero ha estado mucho tiempo callada y lo desconozco tanto que Asics me dio más confianza.

Bien recomendado por el "coach Fariñas", me fui al Factory de Las Rozas, dónde me dijeron que encontraría buenas zapatillas a mejores precios. Cuando llegué allí la desilusión se hizo más creciente: muy buenos precios pero pocas tallas. Desconocía que las Asics Kinsei 2 fueran el modelo "Top" de Asics cuando me las presentaron por primera vez. Esa parte "multizona" en el talón me dio la idea de poca estabilidad y se lo dije al vendedor, el cual me explico, que era todo lo contrario, que las sensaciones eran raras al principio pero que eran superestables.

"La  cream de la cream" de la marca nipona

La verdad que el precio invitaba a comprarlas: cuando suelen costar 200 €, aquí tenían un 40% y estaban a 110 €

Que menos que probarlas: eran muy cómodas y era verdad que parecían muy estables. Así que me lanzé y me las lleve. Las sensaciones en carrera con ella han sido muy buena. Muy buena estabilidad por encima de las Nimbus, y una gran amortiguación gracias al Gel trasero y delantero. Están indicadas para corredores neutros y con peso cercano a los 80 Kg (por entonces pesaba 77 Kg). La lazada asimétrica adaptada a la forma del pies es un gran invento pues queda bien sujeta y amoldada.

Luego leí más adelante que incorporan muchas tecnologías. Cómo única pega diría que son unas zapatillas un poco más duras y pesadas que las Nimbus. Suelen ser muy caras, pero si encontráis un precio tan bueno como encontré yo, es ideal lanzarse a por ellas: ya que ahora van por el modelo Kinsei 3, es posible que haya alguna ganga. ¡Suerte!

Valoración final en
El Calidómetro

21 jun 2010

II Carrera Norte vs Sur (10 Km)

Englobada dentro de mi calendario de carreras, la II Carrera Norte vs Sur se me antojaba con cariño, junto a la Liberty del año pasado fue de las primeras que hice y disfrute en mi vuelta al mundo del correr. Estaba planificado que fuera mi cierre de esta temporada, dando paso al descanso de unas tres semanas para recuperar fuerzas en beneficio de la siguiente.

La verdad es que he de reconocer, que una vez superado el reto planificado para esta temporada durante la San Silvestre Vallecana, que era bajar de los 40 minutos en los 10 Km, me había relajado demasiado en los entrenamientos y descuidado la mayoría de días de series, presumiendo de novato en mi "primer" año.

Así que llegada la fecha nos dispusimos a afrontar esta carrera de igual manera que afrontas la última serie: algo cansado pero paradójicamente con fuerzas de reserva por ser la última.

Una vez colocado a unos 8 metros del arco de salida, se dió la salida y traté de colarme rápidamente para ganar puestos y alcanzar un ritmo óptimo de carrera. Durante los primeros kilometros logré un estado de concentración inmutable. Una vez llegado al avituallamiento, se noto que este año la organización se había puesto algo más las pilas: dos líneas de unos 20 metros con gente a ambos lados repartían tanto agua como vasos de Gatorade. Por mi parte opté por lo más cómodo, que era la botella de agua, trago por dentro y chorro por encima de la cabeza. Refrescado me seguía sintiendo ligero cuando rodeábamos la Puerta de Alcalá y por entonces me encontraba en cierto punto muerto, entre dos grupos de varios corredores. Algo más adelante acusé un pequeño dolor de tripa, que pedía parar. Haciendo caso omiso (sabía que era responsable hacerlo) apreté un poco más vislumbrando uno de los puntos fuertes del trazado: el mismísimo Diablo coronaba la cuesta del Ángel Caído una vez más, tratando de desafiar a cada uno de nosotros. La decisión de plantarle cara fue inmediata, manteniendo el ritmo de carrera y acortando zancada, fui recortando distancia al pasar al lado del Km 8. Cuando pase debajo del arco que señalizaba el último kilometro, y aunque normalmente no miro el crono, ya que me gusta correr por sensaciones, esta vez lo miré cuando marcaba los 37 minutos.

 La "desventaja" de un sprint rápido y de un (buen) crono inesperado.

Estaba en un tiempo magnífico para mí, pensé. Aumenté el ritmo ligeramente para alcanzar definitivamente al grupo de corredores que tenía por delante instándoles a cubrir los últimos metros con fuerza y valor, y casi instantáneamente giramos a la derecha para encarar la recta final. Tan solo unos metros más adelante vislumbre el Pensamiento Alegre y de manera sorpresiva mi cuerpo enchufó la inyección de adrenalina característica para esprintar. Que sensación tan indescriptible y placentera: te ves ligero, no pesas, los pies apenas rozan el suelo y parece que vuelas con una sonrisa en la cara mientras cruzas la meta debajo de una cifra que marca 39:19.

Un buen tiempo para cerrar mi temporada personal.

Felicitaciones a la organización, ha habido importantes mejoras desde el año pasado.
Dorsales, nos vemos dentro de unos meses, llega el tiempo de descanso.

¡Volveremos!

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Valoración final en
 El Calidómetro

15 jun 2010

Ruta Venezia

Esta ruta resulta curiosa, por un lado porque no creo que la pueda hacer todas las veces que quiera y por otro porque pensé que no tendría la oportunidad de hacerla. Y no es que se trate de una ruta con un kilometraje ultramaratoniano, sino porque esta ruta la hice por Venezia. 

Un ciudad dando la Bienvenida por doquier.

En el invierno del 2009 hicimos un viaje de auténtico placer, para pasar allí tan solo cuatro días. Uno de ellos, me permití el lujo de salir a rodar por la Serenissima, para mantener el buen ritmo que llevaba de camino a la San Silvestre Vallecana. Nuestro alojamiento, que por cierto recomiendo, en el hotel Antico Panada, se encontraba al lado de la majestuosa Plaza de San Marcos, el Salón de Europa. 

¡Bon giorno!

Con el Pensamiento Alegre durmiendo en la cama, salí a correr a eso de las 8 de la mañana; a esa hora ya te encuentras tanta multitud por la isla como a las 3 del mediodía, increíble. Curiosamente pensé que llamaría la atención corriendo por allí, pero extrañamente, sin haber ningún corredor más, pasé desapercibido como si fuera el Hombre Invisible de Herbert George Wells. Supongo que es más maravilloso a la vista contemplar el Palacio Ducal y los canales, que un corredor Español haciendo su entrenamiento diario.

Por miedo a perderme entre tanta callejuela intrincada decidí recorrer una pequeña parte de la Isla por uno de sus bordes.

Correr por Venezia: un auténtico placer (húmedo).


Tan solo algo más de 5 km, por miedo a perderme. Pero como dice mi tío "menos da una piedra y hace más daño". He de reconocer, que si te gusta la ciudad, es fabuloso correr por allí. Algún día espero poder repetirlo.




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