Con algo de misterio nos acercábamos en mi scooter, Fran y yo, sorteando a la impresionante marabunta de coche atascados en la CasteLlana, camino de la Plaza de Colón, donde se iniciaba la 4ª Lunarun. No sabíamos de que iba el asunto, solo que había que correr y por lo visto era bastante divertido.
De estos evento-entrenamientos ya había oído hablar el año pasado pero al final nunca nos lanzamos a ello. Este año había que remediarlo y ya en la última Lunarun nos enganchamos al enigmático tren. El caso es que ni en la moto, sorteando a los coches parados parecía que llegáramos a tiempo.
Aún así y después de un rato de locura llegamos a la Plaza de Colón y empezamos a cambiarnos de ropa, mientras oímos de fondo a una persona hablando por un megáfono. Los nervios y la expectación nos superan.
Corremos hacia "la voz" y allí encontramos una importante avalancha de corredores calentando. Fran se encontró con Laura, una compañera del trabajo que se unió a nosotros en la gran aventura.
"¿Pero qué hay que hacer?". Era la pregunta más cuestionado por mí a cualquier corredor que estuviera cerca. No teníamos ni idea.
Así que más o menos fuimos aprendiendo como "cachorros" sobre la marcha y segun dieron la salida seguimos como locos a los primeros, que se dirigían hacia el Hard Rock Café. Allí todos y cada uno de nosotros recogíamos un papel y al abrirlo comprendímos la dinámica más o menos: un mapa con diferentes puntos en el mapa (6 concretamente) a los cuales tenías que ir, por lo menos a 5 de ellos, en el orden que quisieras y completando diferentes pruebas en cada una de ellas.
¡Los Corredores Nocturnos!
Resultó de lo más divertido, aunque algo peligroso debido a que las calles no estaban cortadas y la ambición y competitividad te movían y aceleraban. Poco a poco, fuimos completándo cada uno de los puntos, bailando un tema de los Rooling Stones, cantando "Mirala mirala mira, la Puerta de Alcalá", completando los versos de una canción... hasta que terminámos de nuevo en La Plaza de Colón y allí pudimos degustar y recuperar con una pizza y un powerade en la mano.
Luego algún que otro sorteo con la gente superanimada. La verdad que fuimos bastante rápidos, Laura nos aguantó como una jabata y terminamos con ganas de más.
Allí me encontré con Klaas, casualmente ya que no nos conocíamos personalmente, mientras le pedía que nos sacará una foto: ¡encantado compañero!.
El recorrido no lo puedo mostrar porque con toda la locura acumulada no pude poner el iPhone en funcionamiento, pero completamos un recorrido de unos 8 Km interumpidamente, con pruebas, semáforos (¡e incluso parando el tráfico!) en unos 50 minutos.
Endorfinas en la noche
Un buen entreno con mucha motivación, enhorabuena por la iniciatibva de Nike. El año que viene haremos alguna más, seguro.