No no. Este año todavía no iba a presentarme a la Media Maratón. ¡Pues toma trail de 20 km! Así sin más. "Este es bobo", bromeaba Javi...
La verdad que la SCOTT CHALLENGE BIKE&RUN pintaba muy bien con un recorrido a priori no tan duro y apetecía una especie de reto sin presión gracias a la invitación de nuestro Mister, Hector Carmona: sendos dorsales, 1, 2 y 3 nos aguardaban.
Allí, sábado en Colmenar nos presentamos una buena representación del equipo X Bionic Team Spain: David Gonzalez, Javi, Fran y yo. Ya había corrido alguna carrera de montaña cuando disputé en dos ocasiones la de Morla de la Valdería allá en mis tierras Leonesas, pero hacía ya bastante de eso y me sentía como en algo nuevo. Sin zapas de trail ni nada específico, mis speedstar habían sido las elegidas, unas voladoras me habían parecido algo agresivo para mi en ese terreno en el que no sabía con que me iba a encontrar.
Sin presión en el crono, sin agobio en ninguna marca y sin necesidad de cumplir ningun tiempo, salimos casi en mitad del grupo participante en la pista de atletismo de Colmenar Viejo. Primeros kilometros junto a Fran y a Javi y empiezo a ver al grupo de cabeza con David ya a unos 20 metros. El cuerpo me pedía un poco más. "¡Chicos voy a darle!". Ellos iban a hacerla juntos y a mi, me apetecía probarme.
Comienzo a subir el ritmo de forma adecuada sabiendo que quedan por delante, cerca de unos 17 km. El paisaje cambia, dejando atrás el asfalto, los edificios y cambiandolo por tierra, verde, campo y animales. Mágnifico. Una breve y frágil llovizna cubría nuestros cuerpos de manera delicada haciendolo todo muy agradable.
Voy pasando corredores y al desvío de los 10 km me lo pienso unas décimas: "No no, vamos a por los 20." Sigo adelantando corredores y animándoles a sabiendas de que queda muchísima carrera y podemos volver a encontrarnos en cualquier instante. Hay pasos complicados y bastante estrechos y me alegra haberme alejado del "grueso grupo" para ir más cómodo. Comienzan ascensiones importantes y conociéndo un poquito la dinámica de subidas bien inclinadas acorto zancada y con paciencia voy subiendo. No dejo de animar: la energía retroactiva de esa acción es una bendición. Me siento genial, el paisaje invita a las buenas sensaciones a pesar de la dureza del circuito y una buena dosis de sonrisa me acompaña todo el rato. Empiezo a tener a los corredores de delante más espaciados y ya no se los que hay por delante, pero he pasado muchos. En el kilometro 7 no me lo pienso y tomo un traguito de bebida isotónica en el primer avituallamiento, me vendría de lujo. Realmente no se como voy pero no me preocupa, no forma parte de mis "necesidades".
Llevo vislumbrando un corredor bastante rato alejado unos 200 metros de mí al que voy dando caza poco a poco. Lo cogería entorno al km 9 en donde le saludo le animo y veo que vamos a un ritmo similar, así que decido quedarme con él y avanzamos juntos. Jose Antonio Sañudo Teja, alias Chechu, resultaría un buen compañero de "fátigas" que con su experiencia me iría contando y enseñando cosas de ese tipo de carreras. Adelantamos a otro corredor y las subidas empinadas se suceden: al tran tran y con paciencia, sin prisa pero sin pausa las subiría sin parar mientras empezabamos a avanzar entre grandes rocas realizando alguna bajada técnica bastante peligrosa por la velocidad alcanzada. Se que aquello no era ultrafondo pero para mí, corredor de 5 y 10 km significaba ir más allá de lo habitual. Así que la motivadora "En ocasiones lo tienes que hacer y punto" de Scott Jurek, y que también le repetiría a Antonio Pruna, finisher del Marathon de Sables de este año, sonaría en mi cabeza de vez en cuando, alternándose con la imagen de Carol, Athos y Jara siempre presentes en mí y haciendome tirar como nunca.
La carrera en general podía definirse como el carpe diem: viviendo cada zancada sin pensar en las siguientes. Una buena definición salvo en la parte de la gran bajada, un descenso de unos 3 km rápidisimos en los que la concentración debía de estar por encima del 100%, anticipando cada zancada y vislumbrando el sitio de aterrizaje de cada una de ellas. Bajo muy rápido. Me tomo el gel casi al final del descenso y me sigo sintiendo genial, no hay flojera en las piernas, no siento cansancio extremo y sigo rindiendo genial a una buena media de 4:40 min/km. Me he alejado unos 20 metros de Chechu y sigo avanzando hasta que en el avituallamiento del km 16 me tomo una bebida isotónica de nuevo y me coge. Volvemos a avanzar juntos de manera espectacular. Nadie nos sigue de cerca y vamos muy rápido, cercanos a 3:50 min/km durante un tramo muy llano en donde me siento más cómodo aún. Empiezo a sentirme mejor que antes y tiro. Chechu se queda atrás y mientras le animo a seguir voy alejandome poco a poco. "¡Tira tira!" me dice. Así que a falta de unos 3 km para el final y pisando ya asfalto de nuevo, comienzo a ver a dos corredores a unos 300 metros. Poco a poco les iría cogiendo, sientiéndome lleno de energía a pesar del kilometraje absorbido.
Les adelanto mientras animo y a falta de poco para el final oigo que me gritan, "¡a la derecha, a la derecha!". Pues nada se ve que me apetecía hacer unos cuantos metros extra y me he desviado del circuito. Chechu que también había pasado a estos corredores me coge cuando vuelvo a entrar al circuito y ambos sonrientes entramos juntos, 9º y 10º con un magnífico tiempo de 1:30:12. ¡Espectaculares sensaciones!
David, compañero de equipo había ganado la prueba y Fran y Javi entrarían 18º y 20º un pelin más tarde, ¡enormes también!
Bebida, camiseta de regalo y... ¡bocadillo! ¡genial recuperador físico!
¡Genial aventura, mágnifico paraje y espectaculares sensaciones!
La verdad que la SCOTT CHALLENGE BIKE&RUN pintaba muy bien con un recorrido a priori no tan duro y apetecía una especie de reto sin presión gracias a la invitación de nuestro Mister, Hector Carmona: sendos dorsales, 1, 2 y 3 nos aguardaban.
Allí, sábado en Colmenar nos presentamos una buena representación del equipo X Bionic Team Spain: David Gonzalez, Javi, Fran y yo. Ya había corrido alguna carrera de montaña cuando disputé en dos ocasiones la de Morla de la Valdería allá en mis tierras Leonesas, pero hacía ya bastante de eso y me sentía como en algo nuevo. Sin zapas de trail ni nada específico, mis speedstar habían sido las elegidas, unas voladoras me habían parecido algo agresivo para mi en ese terreno en el que no sabía con que me iba a encontrar.
¡Dorsalazos cortesía del Mister! |
Comienzo a subir el ritmo de forma adecuada sabiendo que quedan por delante, cerca de unos 17 km. El paisaje cambia, dejando atrás el asfalto, los edificios y cambiandolo por tierra, verde, campo y animales. Mágnifico. Una breve y frágil llovizna cubría nuestros cuerpos de manera delicada haciendolo todo muy agradable.
Voy pasando corredores y al desvío de los 10 km me lo pienso unas décimas: "No no, vamos a por los 20." Sigo adelantando corredores y animándoles a sabiendas de que queda muchísima carrera y podemos volver a encontrarnos en cualquier instante. Hay pasos complicados y bastante estrechos y me alegra haberme alejado del "grueso grupo" para ir más cómodo. Comienzan ascensiones importantes y conociéndo un poquito la dinámica de subidas bien inclinadas acorto zancada y con paciencia voy subiendo. No dejo de animar: la energía retroactiva de esa acción es una bendición. Me siento genial, el paisaje invita a las buenas sensaciones a pesar de la dureza del circuito y una buena dosis de sonrisa me acompaña todo el rato. Empiezo a tener a los corredores de delante más espaciados y ya no se los que hay por delante, pero he pasado muchos. En el kilometro 7 no me lo pienso y tomo un traguito de bebida isotónica en el primer avituallamiento, me vendría de lujo. Realmente no se como voy pero no me preocupa, no forma parte de mis "necesidades".
Llevo vislumbrando un corredor bastante rato alejado unos 200 metros de mí al que voy dando caza poco a poco. Lo cogería entorno al km 9 en donde le saludo le animo y veo que vamos a un ritmo similar, así que decido quedarme con él y avanzamos juntos. Jose Antonio Sañudo Teja, alias Chechu, resultaría un buen compañero de "fátigas" que con su experiencia me iría contando y enseñando cosas de ese tipo de carreras. Adelantamos a otro corredor y las subidas empinadas se suceden: al tran tran y con paciencia, sin prisa pero sin pausa las subiría sin parar mientras empezabamos a avanzar entre grandes rocas realizando alguna bajada técnica bastante peligrosa por la velocidad alcanzada. Se que aquello no era ultrafondo pero para mí, corredor de 5 y 10 km significaba ir más allá de lo habitual. Así que la motivadora "En ocasiones lo tienes que hacer y punto" de Scott Jurek, y que también le repetiría a Antonio Pruna, finisher del Marathon de Sables de este año, sonaría en mi cabeza de vez en cuando, alternándose con la imagen de Carol, Athos y Jara siempre presentes en mí y haciendome tirar como nunca.
¡Gran representación del X Bionic Team Spain! |
Les adelanto mientras animo y a falta de poco para el final oigo que me gritan, "¡a la derecha, a la derecha!". Pues nada se ve que me apetecía hacer unos cuantos metros extra y me he desviado del circuito. Chechu que también había pasado a estos corredores me coge cuando vuelvo a entrar al circuito y ambos sonrientes entramos juntos, 9º y 10º con un magnífico tiempo de 1:30:12. ¡Espectaculares sensaciones!
David, compañero de equipo había ganado la prueba y Fran y Javi entrarían 18º y 20º un pelin más tarde, ¡enormes también!
Bebida, camiseta de regalo y... ¡bocadillo! ¡genial recuperador físico!
¡Genial aventura, mágnifico paraje y espectaculares sensaciones!
Valoración final en
El Calidómetro