Hace ya unos dos meses me preguntaba otro compañero y amigo corredor, Alberto Lax, (gran ruta las que nos hicistes por el futuro Valdebebas amigo) acerca de la durabilidad de las zapatillas. La verdad que es un planteamiento difícil de averiguar si no es por la experiencia propia, ya que el peso, la distancia y la intensidad que cada uno le dé a sus zapatillas serán totalmente diferentes y condicionantes a las de otra persona. No obstante, una serie de reglas y nociones lógicas nos ayudaran en el veredicto final de decidir si continuan con nosotros o pasan a mejor vida.
Varias teorías marcan un kilometraje general máximo para zapatillas de competición y de entrenamiento. Ahí debemos diferenciar un poco entre ambas zapatillas ya que los componentes que definen cada una son bien diferentes: mientras unan ganas en durabilidad y por lo tanto peso, otras se definen por una corta vida pero gran ligereza debido a la construcción de las misma. El calzado de competición, tiene una vida útil inferior al de entrenamiento, ya que tanto suela como mediasuela tienen una densidad menor, los sistemas de amortiguación son menores, y el tejido que la compones es casi el doble de fino que las de entrenamiento, todo ello para ganar en ligereza y por lo tanto por todo esto se gastan antes.
Nuestras compañeras, a punto de jubilarse |
Se suele decir, que por norma general, la vida útil de una zapatilla se alcanza cuando se han completado unos 1.000 Km. Actualmente su construcción, en mejores materiales y más resistentes pueden alargar la visión externa de la misma, pero en su interior, la amortiguación puede verse afectada. Es en esto en lo que debemos hacer incapie, ya que continuar demasiado puede acarrearnos lesiones y crearnos ciertos vicios nada positivos. Con el paso del tiempo notamos que pierde propiedades para amortiguar y tenemos la sensación de que el pie se "hunde" un poco más abajo. Por otra parte el desgaste de la mediasuela, al disminuir su densidad, forma parte del envejecimiento de la zapatilla.
Bajo mi experiencia, he corrido con zapatillas de más de 1.000 Km, incluso con más de 1.500. ¿He hecho mal?
Antes de jubilar nuestras zapatillas y en función de nuestro bolsillo, hemos de valorar este punto. Jamás pondría en peligro la salud de mis pies y piernas, pero algunos rodajes como los de vuelta a la calma o descansos activos, son tan suaves y nada intensos que permiten el uso de alguna antigua zapatilla y de esta manera amortizarlas aún más. Hay que ser lógicos: si probamos esto y empezamos a notar molestias en las piernas, llegó el momento de jubilarlas, aunque aún después pueden servirnos para caminar, cuyos impactos son menores que en la carrera o para cualquier "trabajo sucio".
¿Quién cuenta los kilómetros?
Hace tiempo, poca gente lo hacía salvo los profesionales o gente entrenada por profesionales, pero hoy en día cualquier corredor amateur tiene un GPS o reloj que le mide la distancia a completar. Si no es el caso, tenemos la posibilidad de confeccionar una ruta con una distancia bastante aproximada en varias webs, como por ejemplo en Runmap. Con un Diario de entrenamiento en el que apuntar lo que hacemos, podemos añadir la distancia completada y de esta manera saber el Kilometraje de nuestras zapatillas.Mi consejo, desde mi humilde experiencia, es tener dos pares de zapatillas si se puede. He comprobado que tras un duro entrenamiento, la zapatilla, en su "fase de reposo" se recupera de los impactos y las presiones ejercidas, si le damos otro día de tregua, volviendo los materiales a adquirir su fase inicial. De esta manera al combinar dos pares alargamos la recuperación de la zapatillas y prolongamos su vida aún más.
Y ahora... voy a comprarme otro par.