Y a falta de menos de una semana para acabar el año, publico esta entrada. No era una carrera a la que quisiera apuntarme con tantas ganas como a la San Silvestre Vallecana de la que nos restan 3 días y unas 5 horas y media. Ni de lejos. Además y aunque parezca una broma, correr con tanto desnivel positivo durante más del 90% del circuito era incómodo, un tanto inseguro y sabía que al día siguiente mi sistema muscular se iba a resentir.
La previa en el metro |
Y realmente esa fue la razón. Ya tenía marca para el cajón de la Vallecana y no había otra.
Ya en Padre Damían, con los míos, Tony, Schumy, Raúl, Lau y Fran comenzamos a calentar junto al gentío (había muchísima gente) y casi algo pillados de tiempo nos metemos a la salida. Mejor colocados de lo que esperábamos, aguantamos hasta el disparo mientras nos deseamos suerte. "Fuerza y honor", sí, como en Gladiator. Trato de concentrarme como siempre y con los míos en el coco.
¡Pum! Salida hecha y al pasar bajo el arco aprieto el crono y empezamos. El primer tramo es cuesta arriba y me ayuda a no pasarme de ritmo. Mira que lo controlo en cada entreno pero la competición es un tema aparte. Y es un tema a mejorar. Afronto todo el primer y casi único desnivel negativo de la carrera. Al final de este tramo me adelanta Schumy y más adelante Tony sin darme cuenta de este último, a unos 300 metros de la Castellana. Comienzo a subir
el ritmo inconscientemente (¡Mal!) mientras desciendo la arteria madrileña. Tantos años corriendo y siguen quedando tantas cosas por corregir. 3:35. Cae Cibeles mientras sonrío sobre el asfalto de la capital.
Me pongo al lado de Tony y le animo, aunque poco a poco según avanzamos me iría alejando hasta unos 50 metros sin daré cuenta. Mi sensación era de llevar a Tony pegado atrás. Voy trazando el circuito por la parte más "inteligente" mientras confío en la capacidad de mi cuerpo de ir a ese ritmo cuando lo vislumbro y marca 3:40. "Vamos bien", pienso. Eso me da cierta confianza. Así que sin llegar a ir a un límite no ando muy lejos de él. Cae Neptuno. EL final no está lejos y sigo aguantando bien. Giro a la derecha ya pasado el kilometro 9 y algunos corredores van cayendo en el pequeño y segundo repecho de toda la carrera. Aguanto. Ya no queda nada. Cuando menos lo espero aparece el Paseo de Pontones con su tremenda bajada en donde aprovecho para aumentar el ritmo y bajar por debajo de 3:30. Giro a la izquierda y veo el arco de salida y a lo lejos el trono marcando los últimos latidos del minuto 35. Entro con 36:06 y una sonrisa de oreja a oreja, puesto 156 y 55 de mi categoría. El "plan" funciona y vaya que si funciona. El recorte a la anterior marca es de 42 segundos. Algo inesperado tanta mejora pero bienvenida. Acabo muy entero y consciente de todo. Como decía el bueno de Bill Bowerman, seguimos adelante pues "no existe línea de meta".
Mi cara lo dice todo |
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