"Vuela hasta Vallecas, cabrón con alas".
31 de diciembre. Un año más allí, un año más cumpliendo las rutinas que hacen de este día algo especial. Por la mañana, en esta semana de vacaciones, había estado haciendo alguna tarea tratando de no "desgastarme mucho". Luego, Carol y yo comimos pronto, unos espaguetis con maíz y soja, ligerito para asimilar bien y rápido. The Dark Knight Rises había sido la película motivadora por segundo año consecutivo en la San Silvestre Vallecana que tocaba.
Camino del Bernabeu, iba acrecentando unos nervios que venían aflorando desde el día anterior. Allí la multitud iba creciendo conforme a la cita y en el vagón de metro mientras, Carlos, Alberto, Javi, Natasha y Carol hablaban, yo, quizás el más callado de todos, miraba de manera perdida, por la mezcla especial de concentración y excitación del evento que se nos venía encima. Muchas horas de entreno, de frío, de esfuerzo y algunas veces sacrificio... todo para este día.
A las 16:30 ya estábamos allí, en Bernabeu junto a Lau, Gon y Fran. Galius Sport de Precompetición en las piernas y a calentar: este año no pensaba salir tan mal como el pasado por llegar muy apurado al cajón. A las 17:00, media hora antes de la salida nos dirigimos a la entrada de cajones para evitar la hora de máxima afluencia y la verdad que se hace muy cómodo así. Nos despedimos de Natasha, Carlos, Alberto, Lau, Gon y Carol. ¡Carol corría su primera San Silvestre Vallecana! Si algo tenía claro era que lo haría genial, iba preparadísima. ¿Y yo? Motivado pero no seguro del todo, una contractura un par de semanas anteriores había mellado la poca confianza que tengo en mí, a pesar de los buenos entrenos y de la perfecta recuperación. Cajón de 38 minutos, el más rápido, aparecía con poca gente y algo más pequeño que de costumbre, o al menos así me pareció. Me alegró enormemente que Javi y Fran estuvieran allí conmigo. Alegría "in crescendo" cuando me saluda el gran Carlos Barco, un verdadero maquinon con tiempos importantes con el que me abrazo de manera instantánea. Rodamos un poquito por el cajón y nos empezamos a colocar visualizando que aquello empezaba a llenarse. Dani Romero, amigo y gran persona nos aumenta la felicidad y el placer de estar allí con su presencia a pesar del "Circo de Nike", de sus decibelios y de su parafernalia como si de un cutre programa de serie B se tratara: AQUELLO ES CORRER, y quiero que correr signifique otra cosa. Es lo que le transmito a Carlos Barco mientras la afluencia de gente en el cajón empieza a aumentar y nos obliga a colocarnos en una buenísima tercera fila.
No se me hace difícil desconectar de todo aquello y escuchar en mi cabeza de nuevo RISE con la más absoluta concentración y mirada fija en Concha Espina, mientras los organizadores están más afanados en que la gente que está en primera fila lleve la equipación de la marca en vez de controlar a la gente que se cuela en el recorrido sin dorsal y faltando el respeto a los demás corredores.
¡Pum! Después de la cuenta atrás comienza el día para mí. Salgo tranquilo cogiendo hueco cómodo para correr y sorteando a la gente que cuela en el diez mil más caro de España. Serrano se presenta como el momento para empezar a "darle zapatilla" por consejo de nuestro entrenador. RISE en mi cabeza desde el principio, resonaría hasta la meta una y otra vez. Como siempre solo miro el primer kilometro en el que vislumbro un 3:27. Me salgo durante un pequeño tramo por la acera para evitar gente y antes de la Plaza de la República Argentina piso asfalto. Dani Romero me coge al rato a la voz de "¡Vamos Juanqui, qué estilazo tienes cabrón!": bien sé que para estilo el suyo, le saco unos años de edad y ya corre mejor que yo. Me da un subidón verle a mi lado y más adelante le digo que si me quedo, tiré hacia delante. Pienso en Carol, subiendo Concha Espina y disfrutando al lado de Lau y Gon: te lo mereces TODO nena.
El cielo de Serrano es de un azul intenso aterciopelado, donde se dibujan los ojos de Cher que, esta vez en silencio me dice: "sí tío Juanqui, estoy con vosotros y os mando mi energía". Ruben García me manda sus ánimo a sabiendas de que me impulsaran hacia delante, ¡gracias compañero!. Los más peques de los espectadores se afanan en estirar las manos en busca del cálido tacto del corredor de a pie, que lucha contra el frío sin la menor mueca de dolor: me encanta ese intercambio de energía y que su felicidad me contagie con buenas vibraciones. Se presenta Alcalá antes de lo esperado mientras veo los kilometros pasar poco a poco, y un coro de Gospel me trae de nuevo al tío Mc a la cabeza. "¡Vamos Juanqui, disfrutaaaa!" Me digo a mi mismo mientras dirijo la vista hacia mis piernas y disfruto de la simple sensación de estar vivo, de poder correr como lo hago. El León ruge con fiereza, melena al viento se dirige hacia la meta, con la respiración rítmica y guardando un fuego especial en el interior, para rugir más fuerte al final...
Atrás Cibeles, atrás Atocha, voy fuerte hacia el final, que aún se pierde en el horizonte de Vallecas. De repente, no hay cansancio, solo una respiración a ritmo, solo una sonrisa que se me dibuja por momentos buscando la cara de Darío, Arturo, Quique, Mickey o Miguel, al igual que el año pasado. Mi desacertada mirada solo encontraría al último de este gran séquito, Miguel, afanado en "animar mi carrera, como la gesta de un superheroe": gracias amigo, un empujón para empezar a subir la cuesta.
Asciendo con fuerza, bajo la compañía de Dani y la de Carlos, que ya en Atocha me adelantó no sin antes animarme: grandes los dos. La cuesta aprieta, te frena, pero en décimas de segundo decido aguantar más y más: Athos y Jara aparecen en mi cabeza ladrándo y animándome a seguir y no parar. Dos miradas buscando el final de la cuesta sin encontrarlo: apareció cuando dejé de mirar.
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Aún puede apreciarse una sonrisa de zapatilla a zapatilla |
¡Vamos Juanqui! grito para mis adentros mientras Dani también me anima. Empiezo a aumentar velocidad, consciente del inminente final a falta de kilometro y poco. "Son menos de 4 minutos", pienso. Momentazo cuando me encuentro con mi "Hermano León", Lolo Barreiro, que sin pensar en que luego haría el mismo trayecto de 10 km que iba haciendo yo, se pondría a mi lado gritando y corriendo durante lo que calculo que serían 200 metros: "¡Vamos Juanqui, vamos León!". Lolo me exprime emocionalmente y de manera positiva sacando toda la adrenalina que aún quedaba dentro y empujándome más hacia el final. Aumento más la velocidad y a pesar del ritmo, la calma va en mi interior, presto a rugir lo más fieramente posible al final. Luis Blanco se encarga de que no me relaje con su ánimos después de Lolo, ¡Gracias RockerRunner! En la curva de siempre, están mis amigos: Rosa, la mami de Gon, mi papi y su amigo Carlos. No les veo por los focos y la excitación pero me gritan y el corazón me dicen que están allí. Me desato por completo sin mirar el crono, adelantando más posiciones y subiendo la recta final, cuesta incluida, sin el menor esfuerzo: ¡sí, lo he conseguido de nuevo! Mejor Marca Personal con 35:21, puesto 38º de mi categoría y 97º de la general. Dani entra en seguida con Carlos donde nos abrazamos y damos la enhorabuena. Esperaríamos a Javi con su sub 37' y Fran con su 38:01, ambos con MMP también. ¡GRANDES!
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¡GRANDES TODOS! |
Camino hacia donde estaban nuestros amigos y en busca de ver llegar a Carol, Lau y Gon, a Fran se le monta un gemelo y tenemos que parar a hacer maniobras para quitarselo. No alcanzamos a ver a las chicas, pero un entusiasmado Gon camino de meta y con la gloria de llegar, nos hacía presagiar la alegría presente en Carol y Lau, que habrían de entrar en un gran tiempo de 53:46, haciendo Carol su MMP gracias también a la ayuda de Lau que la acompañaría durante toda la carrera. Enhorabuena Gon, enhorabuena Lau y enhorabuena mi Carol: te lo has ganado, eres consiente del trabajo diario que supone entrenar y tu solita te lo has currado, puedes LOGRAR TODO LO QUE TE PROPONGAS, ya lo sabes. Natasha en la 2ª oleada acabaría en un loable tiempo de 1:10. Ya sabes lo que te dice Carol, en cuanto te pongas en serio lo partes.
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Insuflándonos fuerzas hasta el final |
GRACIAS A TODOS LOS QUE ESTUVISTEIS ALLí O EN MI CORAZÓN y feliz año nuevo.
Gracias Jorge de Pedro, por que como bien me dijiste unas semanas antes y en la oficina, me sentí "un cabrón con alas, volando hacia Vallecas".
Valoración final en
El Calidómetro