De nuevo la Gran Voz habla desde lejos. Aún muy lejos. Pero me sigue hablando, y eso signifíca que un día lo hará muy cerca.
La Llamada del Maratón tiene una cadencia constante cada año. Ella sabe que con ella empezó todo y que con ella se volverá a unir todo. Tenemos una cuenta pendiente que saldar. Aunque aún no.
La fiesta volvía al corazón del corredor ese día. Desde la parada de metro de Barrio de la concepción, donde habíamos entregado un par de cachorritos de galgo que habíamos tenido en acogida, me despido de Carol y me dice que tengamos cuidado. Había quedado con mi tío en el Km 20, como el año pasado, después del avituallamiento y con una botella de gatorade rellena de cerveza dentro a petición suya. Si señores, habeís oído bien: CERVEZA, al más puro estilo tarahumara. Le pone como una moto. Hasta allí me dirigí con
Fran que iba a acompañar a su vez a
Javi en su primera maratón.
Con el tiempo justo, a los 8 minutos de estar allí vemos a Javi acercarse y avisarnos de ello. "¡Ánimo man!" le grito.
No puedo evitar esbozar una sonrisa que se me sale de la cara cuando les veo irse juntos. Me gustaría haberme ido con ellos pero me había comprometido con mi tío. Varios corredores de La Panda del Muro pasan y me saludan, entre ellos
David, que gustosamente me había cedido las Invitacione spara la Pasta Party (¡gracias tío!). Al rato mi tío se acerca desde lejos saludándome y me uno él: "¡Vamos campeón! ¿cómo vas?". Me dice que va bien, en el tiempo justo, quiere hacer 3:30:00 y pasa la media como para terminar en 3:15:00. Le comento que se regule un poquito pero le veo mucho mejor que otros años. Justamente en la media veo a
Guille, currándose la mayoría de fotos que aquí aparecen, ¡Gracias Guille!
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Leoneses a la carrera |
Todo transcurre con normalidad, se toma un par de tragos de cerveza y a los dos kilometros visualiza a un compañero suyo y me incita a adelantarme y saludarle para darle ánimos. Parece una tontería pero tratar de ganar unos 50 metros cuesta, pero volver a donde mi tío fue algo extremadamente fácil después de saludar a su compi y dejarme "caer".
La gente se desgañita en ánimos, aquello es impresionante, no es una competición, y si lo es, es con la ayuda y colaboración de todos: cada corredor se esmera en que los de alrededor vayan bien y viceversa.
El "buenrollismo" me excita por doquier.
A la llegada a la casa de campo le noto algo raro:
"Siempre se me atraganta este tramo" y tiene que caminar un poco. A la vuelta a la carrera le digo que ahora le cojo tras vislumbrar parte más avanzada de la carrera que ya baja por un camino paralelo. Haciendo uso de la hasta ahora buena vista que tengo, localizo a Javi y
Fran: "¡Ánimo chicos!" les grito, devolviendome el saludo. De nuevo cojo a mi tío. Le noto forzado, lleva con la tripa revuelta varios kilometros y no sabe porque. ¡Qué rabia!
La climatología es perfecta, no hace demasiado frío ni excesivo calor. Aprovecho una parada de mi tío para llamar a Carol, ya que llevaba el iPhone enganchado en el brazo, y decirla que todo va guay y por donde vamos
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¡Echándole valor! |
Voy animandole poco a poco, colocandome a 30 centímetros de él para no tirar ni forzar su ritmo. Al paso por el kilometro 33 una ligera molestia me recorre la parte exterior de mi rodilla derecha. "¡Bah!" trato de hacer caso omiso a una molestia sin sentido. Pero segun van cayendo los kilometros aquello se vuelve más grande... acabo agradeciendo alguna parada de mi tío para recuperarse.
¡¿Qué diablos le ocurre al "CHICOSINLESIONES"?! Disimulo para no desconcentrar a mi tío, pero en la subida hacia la calle Segovia se da cuenta y se lo digo. Por el camino agradezco que me echen
ICEPOWER que me calma ligeramente, aunque el dolor en el kilometro 38 es algo fuerte ya. No quiero restarle tiempo a mi tío y quizás algo incoscientemente aguanto la "pedrá".
Encauzado el camino hacia Atocha queda menos pero sufro como nunca he sufrido en las carreras. Empiezo a pensar (desgraciadamente el ritmo al que íbamos me permitía pensar demasiado) y no me gusta pensar cuando corro por lo general... aquello viene por correr a un ritmo más lento de mi habitual velocidad, ¡no puede ser otra cosa!
Estoy muy "mal acostumbrado a no tener lesiones" y aquello va fulminandome y empiezo a pensar en las ganas de llegar. La subida por Alfonso XII se hace dura y unos 500 metros más adelante gracias a una chica que me ofrece reflex me paro unos segundos para luego seguir un pelin mejor.
Cojo a mi tío y pesar de la situación sigo animandole. La gente chilla por ambos lados transmitiendo energía y en menos de lo esperado giramos a la derecha por el retiro. De manera algo surrealista saco el iPhone y llamo a Carol para decirla que acabamos de entrar por el Retiro y me indica donde están colocando. Varios organizadores me indican las salidas para corredores sin dorsal. ¡Qué rabia! Aguanto hasta que vemos a Carol, mi padre y mi madre emocionada y con la lágrima en el ojo y mi tía Lisi, donde mi tío Toño espera unos segundos repartiendo abrazos... ¡Lo hemos conseguido de nuevo! Allí me quedo, con ganas de entrar con él como el primer año pero sin posibilidad de hacerlo.
Sin duda ha luchado como un león una vez más marcándose 3:38:00.
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¡Hasta el final! · Reto conseguido |
Paso la valla y me abrazo a Carol y saludo a mis padres mientras escondo un poco el dolor: Carol jamás me ha visto con molestia o dolor por correr, pero llega un momento en que no puedo disimular y tengo que parar de andar. ¡Me duele y mucho! Por fortuna a los tres días y tras una sesión de fisio y los efectos fantásticos del
ICEPOWER ya estaba corriendo de nuevo. Pequeña sobrecarga en la conocida Pata de Ganso, inserción de tres tendones cuya forma recuerda a la de este ave y por ello su nombre y debido a ¡correr más lento de lo habitual! Así es: ritmos más lento con zancada más corta = más repeticiones e impacto más vertical. Cosas curiosas del correr.
Javi acaba junto a Fran en maravillosos 3:13:00, ¡Enhorabuena Potro, te lo has currado!
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Mi padre, mi héroe · Las mujeres de mi vida |
Una vez terminada la prueba y a pesar de esas molestias la Gran Voz habla desde lejos. Cada vez menos lejos. Tenemos una cuenta pendiente que saldar.
Aunque aún no.