Tras un finde desastroso de frío y lluvias, amanecía con pocas posibilidades de lluvia. Y aquello nos venía fenómenal. Era la tercera vez que acudíamos al Cross del Carnaval y la verdad que había ganas de correr. Practicamente allí estabamos, los mismos que el día anterior habíamos disfrutado de un sinfin de pizzas en buffet libre. ¡Carga de carbohidratos no faltaba!
Allí, Carol, mi papi, Lau, Fran y yo aguardábamos a Javi que venía a animarnos y a más cosas. Mario y a Helen venían a darlo todo con nuestra querida Alexia la más grande de todos. Un viento impresionante recorre cada rincón del lugar y jugaría un papel más que relevante al que yo hasta ahora, no había dado tanta importancia.
Después de calentar nos dirigimos hacia la salida donde ya se congregan un alto número de corredores. Allí me encuentro con Juan Antonio Saiz Sédano que últimamente me lo encuentro en muchos sitios, jejeje.
¡Pum! Salimos lanzados y tengo la sensación de no haber empezado muy fuerte, lo cual me viene genial de cara a ir regulando en la carrera. Primer paso por el circuito pequeño y luego vamos hacia el grande. Iría casi toda la carrera con una sonrisa de oreja a oreja, presa de un disfrute enorme, zancada tras zancada.
Me situo sobre los 15 primeros mientras veo al grupo de cabeza un poco más adelante. Me siento rápido pero sobretodo muy disfrutón. Mucho. Voy pasando los repechos, las curvas que minan la moral, y sobre todo con una filosofía más reservona que nunca. Al inicio de la única vuelta al circuito grande, sé que ahí comienza la carrera. Cuando has corrido suficientes veces un circuito, alcanzas a saber el punto exacto en el que realmente empieza "lo importante". Ya me ha pasado más de una vez y es algo superinteresante. El caso es que meto una marcha más mientras adelanto un corredor en plena cuesta y le ánimo comienzando a avanzar un poquito más hacia delante. Seguía sonriendo pero haciendo un esfuerzo mayor debido al fortísimo viento que nos golpeaba de frente. Más que nunca. Soplaba y soplaba, como en el cuento de los tres cerditos pero no frenó mi moral. Desciendo a tope y sientiéndome genial mientras echo una mirada hacia detrás y motivo a los perseguidores: "¡vamos ánimo!".
Asciendo por la cuesta sin tratar de mirar hacia delante, con una filosofía diferente, sin buscar el final y centrándome en el presente y en la zancada que estoy dando en ese momento. La cuesta acaba antes de lo esperado y se que a partir de ahí, acaba lo más complicado. Otra marcha más arriba y comienzo a acercarme a dos corredores que tengo por delante. Los kilometros van cayendo y falta bien poco aunque el viento no cesaría en su afán de movernos en sentido contrario. ¡nunca me había costado tanto!.
Ya cerca de la meta adelanto un corrdor al que ánimo percatándome de que va sin dorsal: "¡Gracias pero no voy en la carrera!" me contesta sorprendido. "¿Y que más da?" le respondo mientras le miro sonriendo?". Ya a tan solo 500 metros del final aumento la velocidad para entrar al terreno de hierba agradeciendo a los vooluntarios su buen hacer y en recta de meta esprinto como un loco viendo a mis amigos animandome y a Carol con su sonrisa, sacándo lo mejor de mí. ¡Ole! Mis grandes sensaciones no fueron a la par que el tiempo, 26:13, pensé que iría más rápido pero el viento mina más de lo que llegaría a pensar, dejándome en una 11º posición y 7º de mi categoría. Mario entra detrás y luego Fran. Lau entraría 3ª de su categoría y Helen 6ª, ¡qué grandes!
Una organización de lujo por tan solo 3€ gracias a la A.D. Marathon.
Mágnifico día soleado con un viento atroz que no mino, la alegría de estar en buena compañía.
Allí, Carol, mi papi, Lau, Fran y yo aguardábamos a Javi que venía a animarnos y a más cosas. Mario y a Helen venían a darlo todo con nuestra querida Alexia la más grande de todos. Un viento impresionante recorre cada rincón del lugar y jugaría un papel más que relevante al que yo hasta ahora, no había dado tanta importancia.
Después de calentar nos dirigimos hacia la salida donde ya se congregan un alto número de corredores. Allí me encuentro con Juan Antonio Saiz Sédano que últimamente me lo encuentro en muchos sitios, jejeje.
¡Pum! Salimos lanzados y tengo la sensación de no haber empezado muy fuerte, lo cual me viene genial de cara a ir regulando en la carrera. Primer paso por el circuito pequeño y luego vamos hacia el grande. Iría casi toda la carrera con una sonrisa de oreja a oreja, presa de un disfrute enorme, zancada tras zancada.
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| Disfrutando desde el inicio |
Asciendo por la cuesta sin tratar de mirar hacia delante, con una filosofía diferente, sin buscar el final y centrándome en el presente y en la zancada que estoy dando en ese momento. La cuesta acaba antes de lo esperado y se que a partir de ahí, acaba lo más complicado. Otra marcha más arriba y comienzo a acercarme a dos corredores que tengo por delante. Los kilometros van cayendo y falta bien poco aunque el viento no cesaría en su afán de movernos en sentido contrario. ¡nunca me había costado tanto!.
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| Final de sonrisa |
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| Mis amigos dándolo todo |
Mágnifico día soleado con un viento atroz que no mino, la alegría de estar en buena compañía.
Valoración final en
El Calidómetro
